Shi Chu Ja fue a ver a un famoso médico de Shiyan. Este le examino la lengua y el pulso para descubrir que el meridiano del bazo páncreas le daba que sufría de preocupación. Preguntó el médico, a que se debía esto, y le contestó. He ido a la casa de faroles rojos, invitado por mi padrino para que me transforme en hombre. Elegí a la mas bella cortesana y en la habitación descubrió sus mas bellos manjares. Más yo no pude cumplir con ella, y ella salió con su pañuelo agitando diciéndome que era niño de pecho aún. Mi Padrino se avergonzó y los jóvenes conocidos de allí me dieron la espalda y se reían de mi.
El médico le dio unos alisados para fortalecer su bazo páncreas, pero no hubo resultante, el fideo estaba humedo y para colmo en su pueblo todos se le reían.
El medico lo recibió y le indico que en la montaña de Wudang, existía un Maestro ermitaño de la Caligrafía que sacaría su mal pero debía escalar la montaña y buscar una gruta que la entrada estaría adornada con letras de poemas. Necesitaría tres días de escalada para llegar allí.
Shi Chu Ja empezó su peregrinar y pensaba que deseaba ser libre de su preocupación, su vergüenza podría ser superada? Debería contar la causa a un maestro?
El joven Shi Chu Ja, tomo provisiones y comenzó su peregrinar a por las montañas de Wudang, ascendiendo y preguntando a algún ocasional peregrino que pasaban hacia los templos de la montaña. Su empresa parecía interminable buscando en cuevas que se abrían, pero no veía los escritos que debería indicar dónde estaba el Maestro que el médico le dijo buscar. Por fin diviso unos caracteres en letras chinas que decía: útero de la montaña sagrada. Y con truenos y relámpagos de una tormenta que se desató se metió en ella y vio luz de un farol. Al ver al Monje ermitaño, de inmediato se postró con tres reverencias y pidió que lo asista para curar su mal, que él deseaba ser ya hombre. El Maestro sonrió, y señaló una piedra para que se siente a su lado y le dijo: Todo es posible si el corazón y la mente se unifican. Hablemos de que deseas, pues has entrado en un lugar de alquimia, donde lo que ayer fuiste no serás al salir.
El maestro ermitaño continuó: Eres joven, y como éstas corriendo en tu mente lo fácil se complica. El mar aveces hace igual ,una ola avanza pero parte de ella corre hacia atrás. Primero debes serenarte, luego pensar lo que deseas y con calma podrás hacer lo que tu quieres. Shi Chu Ja , le contó que los demonios rondaban su cabeza, que vio hasta en sus cabras a una mujer, y ante una mujer, sus pensamientos le recordaban esto, y su mente se volvía una confusión.
El Maestro le dijo, que ciertamente el pensamiento en un mono travieso que salta de un árbol a otro. El hombre tiene un recurso que ningún animal posee, y es la escritura. La caligrafía sirve para calmar la mente y generar una jaula al mono interno, así puedes estar tranquilo que lo que has venido a buscar, lo conseguirás. No debes preocuparte, mantenen la calma y concentrate en el canto silencioso de las palabras que yo te diré.
Y así, hicieron el ritual del Kinechi, donde el Maestro ermitaño cargo de Chí la escritura de unos caracteres que escribió con arte en un papel.
Shi Chu Ja partió a la mañana siguiente con alegría púes se supo curado. Y así fué.
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